Tipos de cabello: ¿qué relación tienen con la alopecia?
El cabello y el cuero cabelludo no son lo mismo, aunque a veces ambos términos se utilicen como si fueran sinónimos. El pelo es una extensión del cuero cabelludo formada por una fibra de queratina y constituido por una raíz y un tallo. Como ocurre con todo lo relacionado al cuerpo humano, existen diferentes tipos de cabello.
Igual que no todas las pieles necesitan los mismos productos para ser cuidadas, lo mismo ocurre con el pelo, su estructura, su color y la cantidad de sebo que es capaz de producir. Por eso es importante saber qué tipo de pelo se tiene para decidir cómo cuidarlo.
Breve índice del artículo
➨ Tipos de cabello y sus cuidados
➨ ¿Cómo saber qué tipo de pelo tengo?
➨ ¿Existe relación entre los distintos tipos del cabello y la caída?
Tipos de cabello y sus cuidados
El cabello puede distinguirse según cuatro variables: su estructura, su textura, su color y su producción de sebo.
La estructura
La forma y orientación de la papila dérmica, situada en la base del cabello, determina su estructura desde la raíz a las puntas:
- Lacio o liso. No necesita demasiados cuidados. Al encontrarse el folículo piloso a noventa grados, el pelo cae hacia abajo de forma recta. La médula también es recta, y la papila es redondeada y perpendicular a la superficie de la piel.
- Ondulado. El folículo piloso nace de forma diagonal al cuero cabelludo. La médula también es ondulada y la paila ovalada, o ligeramente inclinada. Al contrario que el cabello liso, el pelo ondulado requiere un mayor cuidado. Lo ideal es dejarlo secar apretando el pelo desde las puntas hacia la raíz para evitar que se enrede.
- Rizado. La papila dérmica es plana y la médula se asemeja a un resorte, lo que le da su aspecto característico. Es el cabello más débil de todos y el más difícil de manejar, por lo que requiere de cuidados muy específicos.
La textura
El cabello puede presentar tres tipos de textura diferentes: fina, carente de volumen y fuerza y con tendencia a la caída; gruesa, difícil de manejar, requiere cuidados continuos para mantener la textura estable; y media, fácil de manejar y de cuidar.
La textura del pelo depende sobre todo de la capa externa o cutícula, formada por células muertas que se van queratinizado y adhiriendo, formando una suerte de escamas. Es la más expuesta a agresiones externas como la luz solar, el agua, o el cepillado.
Estas agresiones pueden causar daños en el exterior del pelo, debilitándolo y volviéndolo quebradizo. El correcto cuidado de la cutícula por otra parte, mantendrá el pelo suave y sedoso, reflejará mejor la luz y parecerá más brillante.
El color natural
Los pigmentos de melanina que le dan color al cabello se encuentran en la corteza o córtex, la segunda capa proteínica del pelo, situada entre la cutícula y la médula de queratina.
Existen dos tipos principales de melanina: la eumelanina, responsable de los tonos oscuros, y la feomelanina, responsable de los cabellos claros. Dependiendo de la cantidad de estos dos pigmentos, el cabello tenderá a un color u otro.
El color del cabello suele estar determinado por una combinación de los siguientes factores:
- La genética
- Las hormonas estimulantes de la producción de melanina
- La radiación solar, ya que la luz ultravioleta puede aclarar el cabello y oscurecer la piel
- La edad, ya que con el paso del tiempo la producción de melanina se debilita y el cabello comienza a tornarse blanco
- Otros factores, como el estrés, los trastornos emocionales o el uso de algunos medicamentos
La producción de sebo
La emulsión de las células sebáceas juega un rol en nuestro tipo de pelo. Este detalle es crucial para elegir el producto de cuidado del pelo más adecuado:
- Si la emulsión picutánea contiene poca grasa y poca agua, el cabello será seco, más áspero y quebradizo, con aspecto poco saludable. Para cuidarlo es fundamental hidratarlo bien y beber mucha agua.
- Si la emulsión picutánea es normal, el cabello será también normal, brillante, suave y aterciopelado. Es el tipo de cabello más saludable.
- Si la emulsión picutánea contiene mucha grasa, el cabello será graso, brillante y pegajoso. Si no se cuida adecuadamente puede desarrollar alopecia al bloquear los folículos pilosos con un exceso de sebo.
¿Cómo saber qué tipo de pelo tengo?
Aun conociendo las variables es posible que no sepa qué tipo de cabello es el suyo, ya que no siempre es posible deducir la tipología del cabello solo con mirarse en un espejo. Además, su tipología natural puede haberse visto modificada por el uso de productos para el pelo, así como los rayos solares, el agua y otros factores externos.
Es sencillo saber si el cabello es de un color u otro, además de ver si es seco o graso por su aspecto. Lo mismo ocurre con su estructura, pero, ¿qué pasa con la textura? No es tan fácil averiguar si el cabello es fino, grueso o normal, y cada uno de ellos precisa de unos cuidados específicos.
Existen algunos trucos para averiguar cuál es la estructura del pelo:
- Tome dos o tres cabellos y enróllelos en torno a su dedo índice. Una vez enrollado, acaricielo con el pulgar. Si nota cada pelo, su cabello es normal o grueso. Si no los nota o se mueven en grupo, es fino.
- Tome un mechón de pelo, a modo de pincel. Si es uniforme, es grueso. Si quedan huecos, como un pincel al que le falta pelo, es fino.
- Si se hace una coleta, preste atención. Si la coleta es muy pequeña y poco voluminosa, su cabello es fino.
- Pruebe a hacerse un moño. Al enrollar su cabello, si es normal o grueso se mantendrá sin deshacerse cuando lo suelte; si el cabello es fino, el moño se deshará inmediatamente.
Para cuidar los distintos tipos de cabello debe tener en cuenta todas estas variables. Los más fáciles de cuidar son los cabellos más sanos, que son los normales, lisos y de grosor intermedio. Requieren de cuidados y lavados suficientes para mantenerse saludables, esto es, una media de tres lavados por semana.
Los tipos de cabello más complicados son el rizado, que necesita de champús y acondicionadores hidratantes y con los que no se debe utilizar cepillos, sino peinarlo con los dedos para deshacer nudos; el cabello seco, que precisa de hidratación para estimular la secreción de sebo; y el cabello fino, que precisa de acondicionadores que no necesiten aclarado para evitar que se vuelva opaco y pierda volumen.
¿Existe relación entre los distintos tipos del cabello y la caída?
Los cabellos más propensos a sufrir alopecia son los finos y los grasos. Los primeros son débiles y se caen con mucha facilidad; por su parte, los segundos contienen demasiada grasa que, si no se regula de forma eficaz, puede afectar negativamente al pelo y causar la caída del pelo en mujeres.
Sin embargo, prácticamente cualquier cabello puede acabar desarrollando alopecia. Algunos más que otros, pero todos pueden ser víctima de otros factores, sobre todo externos, que los debiliten y rompan. Del mismo modo, un cuidado deficiente o directamente inexistente acabará provocando la caída, ya sea ésta definitiva o no.
Existen una gran cantidad de productos y rutinas para evitar que esto suceda pero, si se llega a dar el caso, también existen tratamientos capilares que pueden ayudar a una persona a recuperar el cabello en zonas donde ya no crece, así como a retrasar y detener la caída del cabello.
Lo más recomendable es acudir a un dermatólogo y, si la situación es extrema, a una clínica capilar para que expertos y profesionales le recomienden el tratamiento más adecuado para su cabello.